Es curioso el destino. Tiene todo preparado sin que pueda intuir ningún solo episodio que está por venir. Muchas veces me sorprende, aunque hoy en día ya nada lo haga.
Así, sin nada que decir ni pensar, me encuentro en medio de un libro en blanco, listo para que pueda plasmarme en él y ruego para no encontrar el nombre y apellido del dueño. No quiero, porque me asusta volver a romperme en mil pedazos.
Pero a veces ni siquiera conocemos a quienes nos rodean, a quien dice ser tu amigo. Ni siquiera a tu amiga de la infancia, con la que tantos años compartiste y hoy es una total desconocida. Ni siquiera a tus amigos de universidad, quienes están contigo sólo en clases. Ni siquiera a él, el mismo que pudo hacerte inmensamente feliz y derrumbarte en un segundo.
Entonces, ¿por qué no intentarlo? Mejor transformo ese miedo en coraje, porque vivir las cosas y la vida tal como viene, ¿qué tan malo puede ser?
Abriré ese libro y escribiré.
Sofía Portilla R.
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